Sipnosis

Roland es un chico americano que le gusta descubrirlo todo, saberlo todo...es como el perfecto detective. Pero, lo que no puede resistir es el misterio de Anne Fyckovic, una hermosa chica pero también siniestra. Cuando Roland descubra el secreto no podrá evitar caer rendido a los pies de Anne.

jueves, 1 de diciembre de 2011

Capítulo 18

Enma me llevó dentro de un coche de color morado eléctrico con cristales tintados, me hizo bastante gracia que hubiese una chapa en el coche que pusiese "Como abolles mi coche te asesino", sabía que era coña pero ahora viendo a Enma cualquiera se lo creería. Así que era mejor que no bromease con ella porque estaba a punto de pensar que sacaría una cuchilla de la manga al estilo Assasin's Creed. Entramos en el coche y Enma se puso el cinturón rápidamente.

-¿Te gusta la seguridad?-pregunté.

-Me gusta la velocidad.-acarició el volante de cuero negro con cariño como si fuese un lindo gato.-Además que puedo hacer mi coche invisible de la policía. Yo que tú me pondría el cinturón.

Me puse el cinturón rápidamente y Enma sonrió.

-Si fuese un personaje ficticio seguro que sería Selene de Underworld.-comentó.

-No me digas.-dije con sarcasmo.- No lo sabía.

                                                                            -------

Después de que Enma me demostrase su múltiples técnicas a la hora de hacer volar un coche, perdón, conducir un coche. Entramos en un edificio contemporáneo en el que había un letrero que decía "Oficina de Turismo" y ahora que pensaba, nunca había entrado. Dentro, en una habitación completamente blanca había una mujer sonriendo en recepción. Cuando vio a Enma se tensó e hizo un gesto para que entrásemos dentro de un pasillo de paredes rojas.  Al  final del pasillo había una gran puerta blanca con un panel de seguridad. Enma empezó a teclear la contraseña en el panel y puso su dedo índice para identificar su huella dactilar. No entendí por qué necesitaban tanta seguridad si la mujer había visto a Enma directamente, es decir, que se había dado cuenta de que no era un doble.

Tal vez fuese más fácil entrar de lo que pensaba. Con saber el código y ser miembro del equipo era suficiente, era infiltrarse. Se abrió la puerta mecánicamente y nos recibió cierto personaje peculiar. Era una niña de pelo rubio lacio con una bata y unas gafas que ocupaban media cara. Un sentimiento de parentesco con Madeleine y mi hermano me hicieron estremecer.

-¿Es la rata de laboratorio?-preguntó la niña.

Me ofendió bastante lo que me dijo, yo no era un experimento que cualquier persona podría torturarme...era una persona, o eso pensaba.

-Roland no es un experimento.-me defendió Enma.

-Todos los humanos son experimentos.-dijo la niña mirándome de reojo.- Soy Carla Creccentini, la cerebro del grupo.

-¿Cuántos años tienes?-pregunté.- ¿7? ¿6?

-1.500.-respondió Enma.- No le gusta que se burlen de ella por tener una apariencia de 6 años.

Carla frunció el ceño y se ajustó las gafas mientras emitía un gruñido.

-Me temo que por ahora no nos vamos a llevar bien.-masculló.- ¿De verdad que no te has equivocado, Enma?

-No lo creo Carla.-me arrastró dentro de un laboratorio gigantesco donde había tres personas más trabajando en él.

Bajamos unas escaleras metálicas para acercarnos a un tipo de ordenador principal. Seguro que aquello le hubiese gustado a Jim verlo...Pero, ¿qué narices estaba pensando? Carraspeé y miré la pantalla del ordenador central, mostraba un mapa del mundo gigante con múltiples luces blancas y algunas rojas.

-¿Qué son las luces blancas?-pregunté.

-Humanos.-contestó Carla.

-¿Y las rojas?-volví a preguntar.

-Inhumanos.-contestó Enma.- Roland esta sociedad se encarga de proteger a los humanos con poderes fuera de lo normal y de futuros experimentos de transformación de humanos a inhumanos.

-X-men.-bromeé.-Supongo que Carla será inmortal y yo soy el futuro experimento para vampiro y licántropo.

-Eras.-corrigió un hombre detrás.

Volteé la cabeza y vi a un hombre de pelo azul, ojos azules y de vestimenta azul...muy monocromo.  Enma no pudo evitar un suspiro al verle y Carla frunció el ceño aún más.

-Lo que significa que me quedaré aquí hasta que muera.-comenté.

-Muy listo, Roland.-sonrió.- Soy Enlet Moonlight, un hada.

-¿Y las alas?-pregunté.- Ah...las ocultas para parecer humano.

-Enlet, lamentablemente, es el más humano de esta asociación.-se quejó Carla.- Está prometido con una humana...Enlet recibe nuestros respetos por ser amigo del fundador de la asociación y ser el favorito de Nitwisli, reino de las hadas.

-Suena muy cursi eso de las hadas.-mencioné.

-Le odia todo el mundo.-dijeron a la vez Enma y Carla.

Carla cliqueó a una de las luces rojas que se encontraban en Estados Unidos. Salió mi foto de pronto y sentí un repentino escalofrío  como si empezase a notar que cada vez iba a peor en el trascurso de mi vida.

-Roland Carter, chico americano de...-Enlet me miró.- 18 años, sangre 0+, número de pie 43, ojos azules, pelo castaño, estatura media y destacado en Educación física e Historia. Potencial de apredizaje: Alto, color favorito: negro, además que quiere dedicarse a la investigación. Adora los libros de Aghata Christie y nunca ha tenido novia pero la persona que más se le acerca es Lisse Collins, amiga lesbiana de Roland.

-¿Cómo sabes tanto?-pregunté sonriendo.

-Leo el pensamiento, me teletransporto en el tiempo...-enumeró.- Pero digamos que entro en tu mente como si fueses un libro abierto.-miró a Enma.- Si supieses lo que piensa de ti alucinarías.

Entendía ya por qué Enlet era odiado, si él podía entrar en la vida privada de cada uno era como si humillase a los demás. No me sentía humillado, seguro que era de los pocos que pensaría que su habilidad era increíble. Seguro que el amigo de Enlet y su prometida pensarían lo mismo que yo.

-¿Por qué razón soy objeto de experimento?-pregunté.

-Según unos datos científicos.-comentó Enma.- 1 de 99 por ciento serían personas que podrían resistir a la transformación de licántropo o vampiro sin recibir efectos irremediables.

-Por ahora la asociación Fuchs va ganando terreno en el caso de conseguir a experimentos y protegerlos.-dijo Enlet.- Pero seguimos sin saber cuál es el elemento "secreto" que puede convertir a un humano en una anomalía científica.

-¿Magia?-pregunté.- Si Enlet es un hada...

-Ninguna hada y ningún mago puede conseguir eso, Roland.-sonrió Enlet.-Si hubiese sido magia desde el principio ya habríamos erradicado el problema.

Si no era magia, tal vez fuese un elemento que podría tener en una pequeña colaboración anti natural. Se podría averiguar mediante un análisis de sangre a una persona que sí estuviese en el estado de transformación,  a ser posible dos personas con la enfermedad de la licantropía y el vampirismo. Si se sabía que era, se podría buscar algún tipo de vacuna que ayudase a los experimentos para que dejasen de funcionar esos tratamientos en ellos. Si la política estaba en medio, que hubiese falta de experimentos y resultados acontecería que no hubiesen fondos para financiar esos tratamientos.

Con eso se podría hundir la organización y Fuchs podrían acabar con los que eran cabecillas del proyecto. Conclusión: se podría matar varios pájaros de un tiro.

Volteé la cabeza para mirar a Enlet, que parecía intentar procesar todo lo que pensaba con dificultad. Enma y Carla se extrañaron de aquella mirada entre el hada y yo.

-¿Ocurre algo?-preguntó Enma.

-Este chico es interesante.-sonrió Enlet.-Por un momento no me ha dejado entrar en su cabeza y algunos archivos están totalmente inaccesibles.

-¿Roland puede bloquear ciertos pensamientos para protegerse así mismo?-preguntó Carla.

-Así es.

Carla me examinó durante un momento con la mirada y llamó a un chico de piel azul (¿Por qué narices todo era azul en esa asociación? Un hada con gustos azules, Zorro Azul...) para que me hiciese un chequeo completo. Eso no tenía muy buena pinta.

viernes, 25 de noviembre de 2011

Relato: Lección para Hugin y Munim

Había un mago, un mago bastante poderoso y era realmente odiado por los demás (debido a que era su mayor competencia). Owl, que así se llamaba, no era un mago normal. Él incumplía todas las estiradas normas de los magos porque Owl era bastante bromista y activo. Él vivió muchas aventuras y desasosiegos pero eso ya lo contaré más tarde.

Os contaré una anécdota, una muy divertida. Owl vivía en esa época una etapa muy dura y para intentar colorearla un poco decidió gastar una broma, una muy pesada.

La reina de los magos y brujas, Snow Queen tenía dos cuervos llamados Hugin y Munim que eran consejeros de su majestad y fieles compañeros. Como la reina, ellos también eran estirados y hablaban con cierta superioridad y desparpajo que podría humillar a cualquiera. Una vez, Hugin y Munim humillaron a Owl por ser demasiado liberal; así que Owl pensó que no dejaría escapar a esos dos cuervos.

Un día, Owl se presentó al palacio de su majestad y se arrodilló ante Hugin que representaba la memoria. El mago cantó las alabanzas de Hugin diciendo que ningún animal, humano o mago era tenía una mente más prodigiosa que la suya. Hugin presumió ante Munim que el mago más poderoso del mundo le había alabado por su cabeza, así que Munim empezó a discutir con él. Munim representaba el pensamiento y le había molestado bastante que Owl no le hubiese dicho nada. Ambos cuervos se enzarzaron en una pelea  y empezaron a picotearse las cabezas mutuamente. Aquel espectáculo enfureció a las mismísima Snow Queen porque veía como una desfachatez que ambos pelearan por una treta que había inventado el propio mago.

Owl reía sin parar mientras veía a su majestad intentando parar la acalorada disputa entre los cuervos. Parecía una sierva intentando recoger a dos gallinas que se escapaban de la granja.

Owl sacó su varita mientras reía a carcajadas y apuntó directamente a los cuervos con ella. De la varita salió un rayo verde que impactó en Hugin y Munim, eso produjo que sus colas empezasen a arder violentamente. Los cuervos dejaron de pelear para empezar a trinar de dolor y de miedo: ese mago les había dado una lección. Snow Queen apagó las llamas pero aún así las quemaduras de las colas de los cuervos perduran hoy en día.

-Eso os pasa por humillar al mago más poderoso del mundo.-sonrió Owl.- Y encima me habéis demostrado que cualquier animal inferior a vosotros es más listo. ¡¡Os debería dar vergüenza de lo bajo que habéis caído por vuestro orgullo y desparpajo!! ¡¡Espero que recordéis esto toda la vida, sucios animales!!

Y con eso, Owl se fue siendo el mago más feliz del mundo. Hugin y Munim le odiarían para la eternidad, pero eso era una buenaventura para Owl. Pasó mucho tiempo y muchos problemas para que alguno de los dos fuesen a visitar a Owl, aunque fuesen malas noticias.

jueves, 3 de noviembre de 2011

Capítulo 17

Empecé a mirar las carpetas que Jim tenía en su ordenador(y que me pasé a mi pendrive), algunas estaban bajo contraseña pero no tardé en descifrarlas (por cierto, es Steve Jobs...muy difícil no era). Algunas de las carpetas contenían archivos multimedia como vídeos, grabaciones...y todas hablaban de lo mismo. Países, un plan, laboratorios, gente loca "transformando" a gente... Lo que pasaba es que los documentos eran secretos, respectivamente de cada país. Podría resumirlo como algo así:

Upír, aquella tipo de asociación entraba en la investigación de que si uno alteraba la rabia o enfermedades que supuestamente podrían ser causas del vampirismo obtenían a una raza de hombre superior. Lo cual explicaba muchas cosas que antes no llegaba a comprender: obtención de sangre de las víctimas, la recomendación de Enma de que leyese Drácula, la rara frase de "Anne huele a muerto"...

Apunté en mi libreta todo lo que sabía de Upír y puse entre paréntesis una pregunta: ¿Estados Unidos involucrada? Carraspeé de sólo pensar que los gobiernos de diferentes países estuviesen metidos en toda ésta mierda...¿Y qué conseguían con eso? Dudaba de la posibilidad de que fuese algún tipo de vacuna para obtener...¿inmortalidad?

Varkolak, suena bastante extraño. Varkolak era lo que los búlgaros llamaban "hombre lobo". Supuestamente, el gobierno ruso (o su lado oscuro) habían comprobado el poderío de los lobos no solamente por el olfato, por su inteligencia o por poder vivir en lugares totalmente fríos gracias a su pelaje...Sino de la brutalidad que éstos pueden tener; pero no en el sentido que un lobo ataca sin más, sino de una forma alterada. Ahí contribuía un elemento extra que también se encontraba en Upír...un elemento que no he podido encontrar en ninguno de los datos. ¿Qué podía explicar eso en mi caso? La visita de una tal X con unos intentos fallidos de hombres lobo y podría ir haciéndome una idea de lo que podría ser ese elemento.

Volví a apuntarlo poniendo una flecha que planteaba una cuestión para mí mismo. Tenía la curiosidad de saber si Varkolak tenía la mismas características que Upír...Es decir, imaginarse un mundo lleno de licántropos y vampiros no era algo que me agradase mucho. Pensándolo aún mejor, si existía ese mundo...sólo los ricos podrían conseguir tales vacunas dejando a los pobres en un estado de debilidad mayor.

Sobre la última carpeta, por alguna extraña razón, no contenía documentos salvo uno en el cual indicaba una serie de números que no entendía: 1-5-10, 4-10-7 y 22-4-01. Era bastante raro, porque Jim nunca ponía cosas al azar...todo lo dejaba bien claro incluso para sí mismo. Sin duda alguna, Fuchs me llamaba muchísimo la atención y su secuencia de números que no paraba de repetirse en mi cabeza.

Salí de casa para que se me aclarase un poco las ideas, sin duda alguna necesitaba pensar. Había cosas que todavía no podía identificar o clasificar: el accidente de Lisse, algunos de los extraños comentarios de Enma, el estado de mi hermano...Báthory...

Mientras caminaba, olvidaba completamente lo que tenía detrás o lo que tenía delante. Así que un ataque sorpresa podría haber acabado conmigo sin ningún problema. Pero, ahora tenía problemas por todas partes, incluida la de...mi "supuesta" expulsión no existente. No sabría cómo explicarlo todo sin liarme completamente...y supongo que nadie podría explicarlo. Parecía como si hubiese gente infiltrada en las "asociaciones" sólo porque yo tenía un tipo de sangre específica que también tendría otras millones de personas...¿Por qué yo? Otra cuestión que me taladraba la cabeza, porque no soy el único en el mundo.

-¡¡Tú!!-gritó una voz detrás mía.

Alguien me agarró de la camiseta y me arrastró a un callejón bastante cercano y oscuro. Estaba sorprendido de que alguien me cogiese así por las buenas, aunque en ese momento pensaba en la siguiente pregunta: "¿Y tú qué eres? ¿Upír, Varkolak o Fuchs? A juzgar por tu cara pálida seguro que eres de Upír." Pero, cuando me giré me asusté al ver a Enma bastante extraña. En ese momento parecía un personaje de Underworld como Selene.

Estaba embutida completamente en un traje de cuero negro, como X, pero ésta vez tenía como una capa de color azul con la que uno podría ocultarse un poco entre la oscuridad...

-Enma.-la llamé serio.- Todavía queda mucho tiempo para Halloween, pero veo que la gente últimamente se adelanta aún más

-Cállate.-rechinó los dientes.- ¿Hay algo de lo que quieras comentarme?

-Sí, tengo que contarte algo.-sonreí.- ¿El apodo de Zorro azul salió de tu apellido o tu apellido sale del apodo?

-Lo sabías desde el principio...-suspiró.- Eso significa que soy más inútil de lo que creía o que tú eres más inteligente.

-Soy más inteligente.-razoné.- Últimamente me interesa mucho el alemán, por eso acerté tu participación. Blaufuchs, tu apellido, significa Zorro Azul...Aunque ahora empiezo a notar que es posible que tu falso apellido y que tu apodo provenga de tu asociación y de tus hermosos ojos de color azul.

-Me has insultado y alabado a la vez.-masculló.- Tienes que acompañarme ahora.

-Ahora es el momento en el que me cuentas todo y me llevas a la base de Fuchs...-comenté.- ¿Me vas a llevar esposado o utilizarás otros métodos?

-Eres demasiado listo.-susurró fatigada.- No va a hacer falta tomarte por la fuerza, tienes demasiado curiosidad.

Enma tenía razón, era demasiado curioso y no dudaría un momento como aquél.


sábado, 1 de octubre de 2011

Kuchisake-onna

Me pica mucho el gusanillo últimamente por culpa de las leyendas urbanas (una  pequeña dósis de terror no viene nunca mal). Solo introducirme en otra leyenda urbana pero menos conocida que Kuchisake-onna. Pronto vereís de que se trata, pero no he podido parar de pensar en cómo sería esa yokai (demonio japonés). 

                                                                        _


El sonido de los coches, los vaivenes de las personas hablando por el móvil, el sonido de los anuncios que transmitían en unas pantallas metidas en los altos rascacielos. Sí, Tokio, un lugar verdaderamente extresante. Visitar a mi hermana que vivía allí no era muy buena idea, la gente en Japón no entiende el francés. Crucé el paso de peatones entre empujones de la gente y me fui por un camino diferente, un atajo. Era un callejón con unas pocas farolas y llena de contenedores de basura. Salí del callejón sin ningún problema y me adentré de nuevo al bullicio de las calles, pero por lo menos estaba un poco más cerca del edificio donde residía mi hermana. Mi hermana es una cabra loca que quería ir a Japón porque adoraba esa cultura, la cual considero un poco friki.

Me crucé con una tienda extraña, no tenía escaparates porque prácticamente era un Sex Shop. Solo tengo 17 años, pero a un tío siempre le pica la curiosidad es momentos así. De acuerdo, eso sonaba muy pervertido. Pude ver a alguien en el reflejo de un cristal del exterior de la tienda. Me giré y vi a una mujer de pelo negro liso que le llegaba hasta los talones pero que lo tenía recogido en una especie de coleta. Llevaba un kimono muy detallado y hermoso, no recordaba que hubiese una fiesta nacional. Tenía unos ojos hermosos que podían engatusar a cualquiera. Tenía una máscara que le tapaba toda la boca, debido a la contaminación o las enfermedades los japoneses suelen utilizar eso. Se acercó a mi con unos pasos lentos y ceremoniosos. Todo un expectáculo digno de ver, es más me recordaba a una geisha. ¿Era posible que lo fuese?

-¿Soy hermosa?-preguntó con una voz dulce pero ques e oía un poco mal debido a la mascarilla.

Me quedé mirándola detenidamente, con unos ojos así y unos rasgos tan bellos ¿quién iba a decir que fuese fea?

-Sí, lo eres.-dije engatusado por su belleza.

La mujer se quitó la mascarilla mostrándo una hendidura que  le atravesaba totalmente la cara como si fuese una sonrisa. Una sonrisa realmente horrible, se le salía  sangre de la boca a borbotones y ella no parecía darse cuenta. Me miraba con la misma inocencia que antes, pero yo estaba acongojado de esa horrible cicatriz mal sellada. No era miedo lo que sentía, era lástima.

-¿Y ahora?-preguntó mientras se le salía la sangre de la boca de un color muy oscuro.

Sentí un sabor metálico, bilis, que quería echar lo más pronto posible. Ella me miró esperando una respuesta, no era el mejor momento para huir gritar o parecer atemorizado. Miré un momento al suelo mientras a ella seguía expulsando sangre que se volvía cada vez más oscura hasta tomar un color negro. La miré y sonreí, lo cual ella no lo entendió mucho.

-¿Y yo? ¿Soy hermoso?-pregunté con inocencia.

La mujer se quedó sorprendida y empezó a inspeccionarme para ver si era hermoso. Se supone que ahora sería el mejor momento para huir, pero no lo hice. La agarré de la cintura y, por un momento me olvidé que su cicatriz horrible llena de pus existía. Solo me fijé simplemente en sus ojos hipnotizantes, una mujer tan bella no debe romperse por una fea cicatriz, la besé sin más durante un largo tiempo. La mujer se quedó sin palabras. Al principio noté la horrible sangre mezclada por porquería, pero poco después se fueron convirtiéndo en unos labios suaves y carnosos. Cuando abrí los ojos, pude notar que la cicatriz había desaparecido. Me alejé poco a poco de ella, se acarició los labios y empezó a llorar en silencio emocionada.

-¿Quién eres?-me preguntó.

-Soy Albert.-dije sin más y decidí irme.

Cuando me disponía a dirigirme a mi casa, alguien me paró y pude ver que era ella que no podía para de llorar de emoción. Se llamaba Kuchisake, y por lo visto, había tenido esa cicatriz y convertida en yokai (demonio japonés) por culpa de su antiguo esposo samuraí. Ella era muy hermosa en el período Edo, por lo que ella no podía evitar que los hombres no parsen de mirarla con deseo. Su esposo, en un ataque de celos, la violó y, con su katana, la hizo una horrible cicatriz. Por eso, estaba destinada a matar a todo hombre que le dijese que no era hermosa al enseñar su cicatriz o hacerle otra por decirle que sí. Se sorprendió de que, ésta vez, el que iba a ser su víctima la salvase la vida. Me dio las gracias consecutivamente y me preguntó si podría ayudarme en algo. Pero, eso, es un secreto.

                                                                                _

Hacía ya años de eso, pero no podía olvidarlo. Parecía un príncipe que rompía todas las maldiciones, lo cual me agradaba porque después me aprovechaba. En el instituto ocultaba mi cara con gafas porque no me gustaría ser admirado por las chicas que no cumplen lo que les pido. Ellas se lo pierden... Me tropecé contra algo y se me cayeron las gafas. Me di ceunat de que también se había caído una cámara. Di al play de la reproducción y pude ver a una joven gótica que invocaba a Bloody Marry. Se suponía que acabaría muerta, pero sorprendentemente, ella guardaba un as en la manga y acabó con ella por diversión. Levanté la vista y pude ver a Clotilde, a la cual nunca había llegado a mostrar interés porque me parecía un poco seca. Sonreí, le di la cámara y cogí mis gafas.

-La próxima vez que hagas algo así, deberías avisarme.-le dije y me dirigí hacia la biblioteca.

Clotilde era hermosa, tal vez tenía suerte...

Serie "Leyendas urbanas"/ Fin del relato Kuchisake-onna.

Albert...realmente pervertido. Clotilde parece un poco más noble con eso de que ella quiere ser como es sin cambiar y acabar con las leyendas para que no acaben con más personas. Lo que pasa es que Clotilde acaba con las leyendas de forma sádica y Albert de una foma más dulce más sentimental...como un príncipe encantador. A saber que voy a hacer con ellos más tarde...

Sobre Kuchisake-onna, iba a acabar igual que Bloody Marry. Pero, me dije: ¿Qué pasaría si fuese un final feliz? Porque, después de todo...¿A quién no le gusta ese tipo de finales? Es posible que sea muy empalagoso pero no quería que sonase igual que con Bloody Marry (Bloody me daba más miedo que Kuchisake, por eso acaba así). Bueno, espero que les haya gustado.

P.S.D: Perdón por tardar tanto y dentro de poco tendrán el capítulo 17 publicado (el instituto y otra obra en la cual estoy trabajando me chupan mucho tiempo)

domingo, 14 de agosto de 2011

Micro relato: Bloody Mary.

Bueno, éste micro relato no tiene que ver con Descúbreme si quieres. Es solo que se me ocurrió la idea de poder plasmar un relato sobre la leyenda urbana de Bloody Mary. Como sabemos, es solo una leyenda urbana que no tiene que ser cierta. Pero, es posible que haya un tipo de similitud con cierta cantante y cierta canción horrible que canta dicha cantante.

                                                                                 _

Todos saben la leyenda urbana de Bloody Mary. Solo tienes que girarte tres veces y decir su nombre para que ella aparezca. Cuando aparece, sonríe y te clava un cuchillo en el pecho. Por lo visto, una amiga de una amiga de la amiga de mi compañera Lily dice que la hermana de esa amiga de la amiga de la amiga de mi compañera Lily había muerto por eso. Que esa chica había sido retada por unas pijas para ver si tenía valor o no. La estúpida chica lo había hecho y había muerto. O eso, decía Lily.

Soy Clotilde Jean, una francesa proveniente de Nîmes, intento acabar con todas esas leyendas urbanas que tanta gente teme. Vamos, que busco la muerte a toda costa. Estaba almorzando en el comedor hasta que Lily, mi mejor y única amiga, se sentó a mi lado.

-¿Sabes qué?-preguntó.- He oido que Lawrence está loquito por ti.

No pude evitar suspirar de cansancio. Lawrence era el típico chico rubio súper mono, súper popular, súper deportista, súper inteligente que volvía locas a todas las chicas. Excepto a mí, claro está. Preferiría meterme en una alcantarilla llena de cocodrilos que ser la novia de Lawrence. Era, cómo decirlo, muy corriente. El chico rompecorazones de todas las películas de jóvenes. Dejé de pensar en eso y me centré en mi libro de taxonomía. Lily se quedó mirando y me miró extrañada, como si no supiese qué estaba leyendo.

-¿Qué es eso?-preguntó.

-Un libro sobre la taxonomía.-dije sin más, sin apartar la vista del libro.

-¿Qué es la taxono...eso?

-Es el estudio científico para clasificar los organismos.-dije rápidamente sin mirarla.

Lily silvó y empezó a morder su manzana sin más. Sí, me gustan las ciencias naturales. Y puedo clasificar unas cien especies, con mis 17 años de vida. Pero, creo que me gustan las cosas difíciles. Reto es mi segundo nombre, metafóricamente. Oí unos pasos y me temí los peor. Alguien me bajó el libro y pude ver a un chico de ojos turquesas y pelo rubio, oséase, Lawrence. Dejó mi libro a un lado y se puso en medio mostrándome sus perfectos dientes blancos.

-Hola, Clot.-dijo con una voz que provocaría que una niñata le diese algo, Lily parecía estar a punto de desmayarse.- ¿Cómo te va?

-Muy bien, gracias.-dije toscamente mientras intentaba coger el libro.- Y no me llames Clot, me gusta mi nombre.

-Es un nombre muy raro.-sonrió Lawrence.- Es raro que te guste.

-Clotilde significa aquella que lucha con gloria.-dije secamente.- Ahora me encantaría que me dejases en paz.

Lawrence se fue irritado y Lily no entendió lo que había hecho. Claro, ella no entiende lo que yo pienso de la popularidad o "el gobierno" del instituto. Arriba están los populares, después los normales y por debajo de todos los pringados. Me considero una prinagada, y no me importa si después tengo un futuro mejor que el suyo. Cuando oí el sonido de la alarma, salí disparada pero me tropecé con Albert. Albert era otro pringado, pero que llegaba aún más lejos que yo.  Pues era muy solitario y llevaba unas gafas que le hacía poco atractivo. Se disculpó y se fue como alma que lleva el diablo. Una persona que habla muy poco, la verdad.

Cuando terminaron las clases, decidí salir corriendo a mi casa para intentar llamar a Bloody Mary. Tal vez era mentira y me llevaba un fiasco o tal vez acabase muerta a la mañana siguiente en frente del espejo de mi baño. Pero tenía que saberlo, aunque solo fuese por un hecho científico. Lo grabaría mediante mi cámara, Lux, como así la llamo.

Lucie, mi hermana me llamó antes de tiempo. Ella estudia para ser diseñadora de moda, por eso siempre intenta saber si este tejido es más resistente o más suave o bla, bla, bla... Hoy había diseñado una camiseta de metal ultra ligera, me preguntaba para qué diablos una persona iba a ponerse una camiseta de metal resistente pero a la vez ligera. Ella me dijo que nunca se sabe cuándo vas a necesitar. Pasé de largo y fui a comprar unas velas.

La verdad es que hay muchas opciones sobre la leyenda de Bloody Mary. Una dicen que era una niña de hermoso cabello que ella adoraba y se cepillaba simplemente porque le gustaba. Entonces, unos amigos suyos decidieron gastarle una pequeña broma. Uno de sus compañeros, se escondió en un armario y cuando Verónica (que así se llamaba) empezó a cepillarse el pelo, él salió del armario y se lo cortó. Dicen que a los pocos días, Verónica se suicidó porque creía que era fea. Por eso, antes de decir tres veces su nombre hay que cepillarse el cabello cien veces.

Según otra versión, Bloody Mary era una muchacha gravemente enferma y que en ese tiempo no se podía curar. El médico era su padre, que después de cuatro días en coma tomó la decisión de enterrarla en el patio de su casa. La madre de Mary no se quería ir de la tumba. Su padre sabiendo que se iba a morir de frío le inyectó morfina. A Mary se le amarró en la muñeca un hilo que iba unido a una campana. El padre se fue a dormir y a la mañana siguiente fue a ver la campana, que encontró tirada. En ese mismo momento abrió la tumba de su hija y vio que sus manos estaban llenas de sangre y poco después se fijó en sus dedos donde no estaban sus uñas. Después de llorar por un buen rato se fijó en que las uñas estaban incrustadas en el ataúd con muestras de rasguños. Se cree que para que ésta aparezca se deben encender tres velas frente a un espejo, dar tres vueltas y mientras lo hacen decir Bloody Mary tres veces.

Cuando compré las velas, volví a casa y cerré la puerta de mi baño con llave. Puse las velas alrededor del espejo y las encendí. Bajé las persianas para que solo se pudieran ver la luz fantasmagórica de las velas. Y también podía ver mi reflejo, mis ojos verdes y mi pelo negro ondulado que me llegaba hasta la cintura. Dejé en frente del espejo un compás con una punta afilada. Me cepillé mi largo cabello negro cien veces y cogí un cuchillo que llevaba. Me miré a los ojos y sonreí. La cámara ya estaba grabando a un lado del servicio.

-Bloody Mary.-dije.

Di una vuelta lentamente hasta volver a mirarme en el espejo.

-Bloody Mary.-dije de nuevo.

Di otra vuelta y a medida que daba la vuelta las velas me cegaban un poco.

-Bloody Mary.-volví a decir.

La última vuelta. Ahora podría confirmar aquélla leyenda o no. Tal vez esa fuese la última vuelta que diese y la última palabra que dijese. Me quedé mirando mi reflejo hasta que fue desapareciendo poco a poco. Apareció una niña de pelo corto rubio y de aspecto pálido. Llevaba un camisón de encaje que daba más miedo aún y resaltaba sus ojeras violáceas. Sonrió al ver que llevaba un cuchillo en mi mano derecha.

-Nunca teneís que llamar a Bloody...-cantó con una voz de niña quebrada.- Niños, corred, porque Bloody va a por ti...Bloody te perseguirá y la cabeza te arrancará...Niños, corred, porque Bloody te perseguirá y la cabeza te arrancará...

Bloody sonrió y sacó la mano para coger el compás.

-Bloody va a por ti...-cantó volviéndose la voz cada vez más grave.

Dejé caer el cuchillo e intenté meter la llave en la cerradura. Estaba atrancada, mierda. Bloody Mary salió del espejo y pude notar que solo era una niña de siete años, pero era totalmente terrorífica.

-Vete al infierno, perra.-dijo con una voz grave y ronca. Me lanzó en compás que fue directo a donde se encontraba el corazón.

Miré acongojada en compás, espero que la cámara lo hubiese grabado todo. Bloody se acercó mientras jadeaba y caía al suelo. Me miró como una niña curiosa que parece muy bonita, pero ella era el miedo en persona. No pude evitar que gimiera del miedo que tenía. Bloody tarareó la sinfonía de la canción de antes con una voz dulce y siniestra. Acarició mi cabello ondulado mientas jadeaba de dolor. Me saqué el compás y seguí jadeando de dolor. Ahora, solo tenía que hacer.

Le eché valor y se lo clavé al estómago de Bloody Mary. Ésta se sorprendió cuando yo hice eso y un mar de sangre empezó a salir y a manchar el camisón blanco de Bloody Mary. Bloody soltó un grito de horror y se alejó de mí. Me levanté y me quité la blusa para mostrar que llevaba la coraza que mi hermana había diseñado, todo había sido una trampa, una dulce trampa. Bloody no pudo evitar sentirse furiosa, pero estaba a punto de desaparecer para siempre.

-Vete al infierno...-sonreí macabramente.-...Perra.

Bloody gritó de forma desgarradora y desapareció como si de cenizas se tratase. Cogí el compás y miré si la cámara lo había grabado todo. Y así era, había quedado todo perfecto...Salí del baño y mi hermana se sorprendió de verme con la coraza.

-Es realmente útil.-sonreí.- Sigue así, creo que vas a ser una gran diseñadora.

Mi hermana se ilusionó y volvió a su habitación para hacer bocetos de futuras creaciones. Al día siguiente, deseaba con todas mis fuerzas enseñárselo a Lily. Para confirmar que había existido esa leyenda, que alguien había sobrevivido a ella y que una persona había acabado con ella. Pero, me di cuenta de que Lily se había vuelto lo que yo no deseaba ser, una pija popular que se codeaba con las demás zorras del instituto. Lo peor que te puede pasar.

Alguien se tropezó conmigo y se puso la grabación sola. Me alarmé, ¿qué ocurriría si alguien indeseado la viese? Alguien cogió la cámara y empezó a mirar la grabación. Era un chico de pelo negro y ojos grises con motas violetas, un chico realmente atráctivo. Miró la grabación manteniendo una cara inexpresiva. Ahora sí que era mi fin para siempre. Cuando terminó la grabación, me dio la cámara y me miró. Sonrió y cogió unas gafas que se le habían caído. Entonces, me sorprendí al darme cuenta de que era Albert.

-La próxima que hagas algo así, deberías avisarme.-sonrió.- Estaría encantado en ayudarte.

Se fue hacia la biblioteca mientras yo me quedaba incrédula. ¿Albert era tan atráctivo y atrayente? Miré a Lily que parecía que mantenía una máscara con ese maquillaje y no pude sentir un sabor agridulce. Había pérdido a una amiga, pero había conseguido a un compañero de trabajo...¿O algo más? Solo decir, que ésta no sería la primera historia de terror a la cual enfrentarse...

Serie "Leyendas urbanas"/ Fin del relato Bloody Mary.


Bueno, ¿qué os aparecido? Solo decir que éste relato salió de enterarme de la leyenda de Verónica o Bloody Mary. Pensé en escribir algo así pero con un final que sorprendiera un poco, alguien que se enfrenta a algo así. Fue así como creé al personaje de Clotilde que se merece tener otro relato de éste tipo porque es un personaje fuerte y valiente que a todo el mundo nos gustaría ser (por lo menos yo). Bueno, dejarme un comentario (a ser posible) y muchas gracias por seguirme.



 

viernes, 12 de agosto de 2011

Capítulo 16.

-Me ha sorprendido que me visitases, Enma.-sonrió Lisse mientras jugaba con las flores del ramo que le había dado.

-No es nada.-sonreí.- Te necesitamos, delegada.

-Tú que eres la subdelegada habrás tenido que hacer piruetas para salvar los problemas...-me miró. Se notaba que estaba todavía un poco mal, por lo que no pude evitar que era culpa mía.- Roland estuvo bastante tiempo vigilándome...pero no lo recuerdo, tal vez deliraba.

-Posiblemente estaba vigilándote por si despertabas.-bebí un poco de café y casi me daban ganas de echárlo. Por eso la enfermera había sido tan amable...

-Un café malo, ¿verdad?-adivinó Lisse.

-He aprendido la lección de no hacer caso a las enfermeras amables.-sonreí y tiré el contenido a una papelera que tenía cerca.

Lisse señaló a su padre que estaba dormido. El pobre Sr. Collins tenía que pasar trabajando y luego vigilando a Lisse. Espero que su primo Frank lo hiciese bien. Aunque me imaginaba a Frank con la piel color verde, unos tornillos en el cuello y lleno de cicatrices. No podía parar de pensar en Frankenstein por el nombre. Estaré loca...

-Es raro que Enma me visite sin tener un motivo del consejo estudiantil.-dijo Lisse.- Apenas te conozco.

-Nadie me conoce, ni siquiera tu espía Roland.-bromeé.

Lisse me miró atentamente, como si quisiese desafiarme en algo en concreto.

-¿Qué quieres?-preguntó.

-¿Sobre qué?-pregunté haciéndome la tonta.

-Segunda táctica: Hacerse el tonto.-comentó Lisse.- Ya me has hecho el primer paso.

-¿De qué vas?-pregunté mosqueada.

-Tercer táctica: Ir a por los más fuertes.

Lo estaba haciendo sin querer. Estaba descifrando unos pasos que no quería ejecutar.

-Lisse, ¿nos confías en el altruismo?-pregunté vacilando.

-Cuarta táctica: Puñalada por la espalda.-dijo Lisse como si fuese un robot.

-Lisse, creo que te estás equivocando.-dije.- No estoy ejecutando los pasos.

Lisse sonrió de forma siniestra. Me miraba como si me hubiese ganado. Dejó el ramo de flores en un florero junto con los globos desinflados y unas cajas de chocolate. ¿Quién le daba todo eso? Bueno, era cierto que los chicos se desvivían por acercarse a Lisse. Lo que nunca llegué a comprender es por qué se alejaba. Ahora me daba cuenta de que solo había estado cerca de Roland...

-A ti te gusta Roland.-dije boquiabierta.

-Sabía que no ibas poder resistirte con el quinto paso: Rematar.-dijo Lisse.- Eres como la versión femenina de Roland, lo cual es un poco imposible.-suspiró.- Mira, Enma, a mí no me gusta Roland. Me gustaba, pero comprendí que era imposible volverse la novia de alguien que lo único que tiene en la cabeza son asesinatos y asesinos. Casos, casos y más casos...nunca se cansa.

Lisse me miró como fuese un rayo de esperanza. Lo cual me hizo sentir muy incómoda.

-Enma, yo sé lo que eres.-dijo como si no fuese nada.- Eres, como ya he dicho, la versión femenina de mi enemigo/ amigo Roland. Y sé que es lo que intentas hacer, por eso te apoyo.

-¿Cómo sabes eso?-pregunté suspirando.

-Cuando estuvieron a punto de matarme, recuerdo que oí tu nombre.-dijo Lisse.- Y, si no deliraba, te veía acabando con monstruos...Pero, creo que me salvaste.

-Creo que te diste muy fuerte en la cabeza.-sonreí intentando disimularlo.

-Fuiste tú la que me dijo lo de Báthory.-dijo Lisse.- ¿Por qué me lo contaste a mí?

Yo no le había contado nada. Solo se me escapó un nombre en un momento dado y Lisse se había quedado con eso. Nunca había sido esa mi intención...Ahora llegaba a pensar que Roland lo sabía...Lisse deliraba mientras éste la vigilaba, eso complicaba las cosas. Eso sería contárle más de lo que debía...Lo sabía y me lo envió por sms por eso. Oí un pitido, era un mensaje. Lisse me miró extrañada, me disculpé y miré en la bandeja de entrada.

Enma, él ya sabe lo de Fuchs. Ha conseguido los datos del ordenador de su hermano. Por lo que también creemos que sabe el contenido de los demás archivos.

Creo que lo hicieron a posta. Esto era una broma de mal gusto. Me levanté y recogí mis cosas, Lisse se sobresaltó.

-¿Ya te vas?-preguntó Lisse.

-Sí, perdona.-dije con una voz calmada.- Dejé a mi hermano en casa y creo que debería prestarle atención. Tiene 6 años y es muy revoltoso.

Salí de la habitación dejando a Lisse pensar. Yo no tenía ningún hermano, demasiados problemas.



jueves, 11 de agosto de 2011

Capítulo 15.

A veces, todo los mitos sacados de monstruos es debido a ciertas enfermedades que no se sabían que existiesen. Eso podía explicar por qué la gente había inventado criaturas como los vampiros o los licántropos. Simplemente eran anomalías.

El neurólogo Juan Gómez Alonso dije unos cuantos casos para confirmar el mito. De los cuales, solo me quedo con la idea de la rabia y la porfiria. La Porfiria podía explicar el por qué los vampiros son fotosensibles, tenga deformidades faciales, ansia de sangre (por falta en su cuerpo), palidez extrema, odio al ajo, prevalencia ante grupos familiares y disociación emocional o mental del enfermo. Es decir, que éste era la mejor de la soluciones para poder saber cómo se creó el mito.

¿Sabeís que es la hipertricosis? La hipertricosis o Síndrome de Hombre Lobo es una enfermedad poco frecuente que podría explicar por qué los hombres lobo tenían tanto pelo. También está la rabia, como es de suponer.

Eso era parte de lo que ponía el CD de Zorro Azul. Pero eso no explicaba lo que vi, me parecía realmente horrendo. Bueno, no sabía que era más horrendo ver experimentos fallidos o que tú fueses el siguiente en serlo.

Pagué a la camarera y salí de ese sitio para frikis vampíricos. Miré el reloj y me di cuenta que eran la seis de la tarde, momento en que debía volver a casa. Mis padres no sabían que yo no había estado expulsado, por eso seguía mi castigo. Cuando se enteraron de lo que le pasó a Lisse, me dieron un poco más de tiempo para relevar al Sr. Collins. Tampoco sabían que ahora la persona que hacía mi relevo era el primo de Lisse, Frank. Vaya nombre, casi me daban ganas de reírme al pensar en el acento alemán que ponía. Frank de Frankenstein. Muy divertido...

Crucé el paso de peatones y me dirigí a la siguiente manzana. Estaría bien que cogiese el tren para llegar a mi barrio, aunque se situaba un poco lejos. Tal vez si corría o andaba más rápido no me encontrase con una maniática mujer que estaba a favor de convertirme en un mutante ruso o una niña, muy conocida, que me hiciese otro mutante américano. De repente me encontré a Jim que caminaba por ahí. ¿Qué diablos hacía allí? Me oculté detrás de un edificio y empecé a observarle. Parecía que esperaba a alguien...

-Espera a Madeleine.-dijo una voz detrás mía.

Giré la cabeza lentamente y vi a Anne que me observaba detenidamente con sus ojos verdes.

-No está bien espiar, Roland.-sonrió como una actriz de cine.-Es ilegal.

-Define ilegal.-dije bruscamente y observé de nuevo a Jim.

-¿Al final supiste el por qué de la sangre?-me preguntó Anne al oído.

-¿Por qué te tendría que decir eso?-me giré y la miré irritado.

-Lo sabes.-sonrió siniestramente.- Eso puede hacerlo todo más fácil.

-¿Qué quieres decir?-dejé de mirar a Jim.

-Ahora me prestas atención.-enarcó una ceja.- Típico de Carter. Los hermanos Carter han sido separados, uno es enemigo y otro amigo.

-¿Quién es el enemigo?-pregunté tosco.- No te atrevas a tocar a mi hermano en la vida.

-No va a hacer falta.-empezó a acariciarme el pelo.- Yo solo voy a por ti, Carter.

Le cogí de la muñeca para advertirle de que no me tocase. Pero, pareció disfrutar con mi mirada asesina. Solamente sonrió y salió del callejón.

-Tú eres el enemigo, Roland.-dijo mirándome.- Las zorras son muy astutas.

Eso se define a una cosa: Cada día estoy más confundido. Pero lo entendí esa vez. ¿Cómo se llamaba mi contacto? Zorro Azul. ¿Cuál fue el último tema de Enma? Zorros. Debería de hacerme un mural para ir recopilando todos los datos. Si algo se me escapaba, era el momento oportuno para saber qué era.

Cuando llegué a casa, fui rápidamente a la habitación de Jim. No había nadie, como ya sabía. Entré en el ordenador de Jim y pirateé la contraseña de su ordenador. Cuando entré en el escritorio, me di cuenta de que tenía una carpeta en la que ponía "Caso C". Vale, eso era muy raro. Cliqueé y me encontré con tres carpetas en las que ponían: Upír, Fuchs y Varkolak. Ahora deseaba que las carpetas estuvieran traducidas al inglés. Saqué el pendrive y lo metí en el ordenador. Debía darme prisa en meter estos datos en él. Tardó diez minutos en meterse los datos. Cerré el ordenador, cogí el pendrive y me levanté al oír que la puerta se abría.

Era Jim que había vuelto y dejó tirada un macuto que no recordaba que llevase cuando le vi. Seguramten se la habrían dado. Jim me miró con curiosidad, era bastante extraño que yo entrase en su habitación si él no estaba.

-Hola, Roland.-sonrió y se sentó en el sillón del ordenador.- ¿Qué tal Lisse?

Jim tampoco sabía lo del relevo.

-Está mejor.-mentí pero no se notó.- ¿A dónde has ido?

-A la biblioteca.-mintió descaradamente.- He cogido unos cuantos libros.

-Entiendo.-sonreí.- Bueno, tengo trabajo que hacer. Hasta luego.

Cuando salí de la habitación de Jim empecé a reflexionar. Le había espiado, robado datos, mentido y señalado como sospechoso. Me sentía horrible, como un traidor y un traicionado. Porque él también me estaba ocultando cosas, muchas cosas. La gran relación de hermanos que teníamos parecía a punto de romperse, parecía un cordel  más que una cuerda fuerte.


martes, 9 de agosto de 2011

Capítulo 14.

Lo primero que se me ocurrió fue solo una cosa, pedir ayuda a Jim. Pero me venía algo a la mente: "Tu hermano ya sabe por donde va los tiros, no debes permitir que él entre. Porque él es carne fresca para esa sucia manada de lobos". Sí, y también la imágen de ver a Madeleine apuntándome con una pistola y llamándome "trabajo". Descarté la idea y fui directo a la persona indicada, Zorro Azul. Le mandé un mensaje contándole lo que había visto. Al poco rato me citó en una cafetería en Richmond Hills. Fui en metro y me dirigí en seguida a la cafetería donde me había citado Zorro Azul: Blood night. Sí, el nombre era bastante curioso y llegué a pensar que el dueño le molaría el tema de lo vampiros y cosas así. No, creo que molar no era el verbo que buscaba, tal vez adorar valdría.

Por dentro parecía una habitación de una iglesia gótica de color negro y rojo vamp. La decoración era al estilo "castillo de Drácula de la película de 1992". Las camareras parecían sacadas de la mencionada película, me recordaba a las concubinas de Drácula. Sí, todo parecía sacado de la película de Francis Ford Coppola.

La verdad es que no sabía donde situarme entre tantas górgolas falsas en las esquinas de la barra del bar o en la sillas de madera de roble con un acabado espeluznante en muchos sentidos. ¿Si me quedaba levantado junto a la dama de hierro se notaría mucho? No, creo que no. Se acercó una persona con una sudadera azul que me entregó un sobre al instante y se fue. Sí, así de sencillo era todo en el mundo de: "Zorro Azul".

Le pregunté a una de las camareras si tenían conexión wi-fi y así era. Me senté en una mesa que estaba apartada de las chicas que no paraban de escribir blognovelas de vampiros, al estilo J.K.Rowling en The Elephant House, y de los chicos (por no llamar frikis) que estaban debatiendo que adaptación de Drácula era la mejor. Sí, definitivamente no debería haber venido aquí. Ya tienes otro nombre más a la lista de "Lugares donde nunca vas a volver a ir" junto con la casa de Mickey Mouse (petición de Jim a los 4 años) y a un concierto de Madonna con mamá (en mi defensa diré que me estaba sobornando a los 8 años).

Carraspeé al pensar en los gritos de mi madre y en las peleas por la entrada. Abrí el sobre sin más y pude ver que había una disco solamente. La camarera me trajo una coca cola y encendí el ordenador para pasar "mis momentos de investigación" solo. Aunque a veces se interrumpiera por gritos de una escritora de blognovelas que decía lo maravillosa que estaba por el capítulo en el que Jacob se va con Renesme a un sitio de cuyo nombre no quería ni volver a oír en la vida. Lo que quería decir que lo que escribía esa chica eran fanfics.

Puse el disco y me coloqué los auriculares para que nadie escuchase lo que estaba viendo. Por lo visto era un vídeo documental, al cual no iba a parar de volver a poner para sacar notas interesantes del vídeo en cuestión. Tal vez me sorprendería el contenido del CD.

domingo, 7 de agosto de 2011

Capítulo 13

Ridículo, realmente ridículo. Lo tenía delante de mis narices desde hace mucho tiempo, tanto que parecía un idiota. Salí del hospital y empecé ha andar de noche. No estaba muy lejos de casa, así que no me preocupaba de lo que me pasase. Si me encontraba a un maniático por ahí, es posible que empezase a sacar conclusiones. Tuve cuidado con los coches que pasaban, miraba de un lado para otro y por eso me tropecé con alguien. Carraspeé y me di cuenta de que era el Sr. Hitme, el profesor de psicología. Arqueó una ceja y me ayudó a levantarme.

-Sr. Hitme.-sonreí.- Perdón, no sabía dónde estaba.

-Ha estado faltando a mi clase, Carter.-dijo molesto.

-Estaba expulsado, ¿no lo sabía?-pregunté rascándome la cabeza.- Seguramente que fue un espectáculo.

-¿Expulsado?-preguntó extrañado.- No nos llegó nada de eso a la junta de profesores.

-¿Qué? El director fue a mi casa porque...

-Creíamos que estaba enfermo, Sr. Carter.-dijo serio.- El director no sabía lo que pasaba y no fue a visitarle.

¿Qué? No entendía nada. ¿No estaba expulsado? Entonces, ya nada tenía sentido. Había estado perdiendo el tiempo intentando buscar a quién me había traicionado... Miré acongojado al Sr. Hitme y sonreí para intentar ocultar mi nerviosismo.

-No, no estaba enfermo.-sonreí.- Un familiar mío estaba en el hospital.

Eso no era en parte falso, había cierta verdad en mis palabras. Pero, era increíble que el director... El Sr. Hitme se quedó mirándome sin más.

-Espero verle mañana, Carter.

-Claro que sí, señor.-sonreí y salí pitando de ahí.

Estaba expulsado, pero a la vez no lo había estado nunca. ¿Eso tenía sentido? Y que quería decir Enma con lo de:

<<¿Quién te ha pillado, Carter?>>

A no ser que alguien más estuviese a mi estela. Estaba la sospechosa número uno desde siempre, Anne Fyckovic. La única a la que no se le podía toser, pero que tomaba sustancias ilegales. Espera...¿qué tipo de sustancias ilegales? No me digas que sería del tipo AB, A, B ó O. Es decir, sangre. Vamos, ¿cómo podría ella tomar ese tipo de cosas? No tenía ningún sentido, vamos que nada tenía sentido lo que me rondaba en la cabeza. 

Pasé una manzana y me di cuenta de que no había nadie en esa manzana. Estaba todo un poco oscuro, habría que echárle la bronca a alguien sobre el estado de las farolas, porque no estaban encendidas. Pasé de largo y seguí andando mientras pensaba en mis alocadas hipótesis. Jim se iba a reír de lo lindo con las ideas sin sentido que apuntaban a una novela romántica paranormal para chicas que suspiran cada vez que el chico cursi le dice algo pomposo a la chica patosa.

Paré en medio de la calle. ¿Era cosa mía u oía leves gruñidos? Tal vez fuese un perro vagabundo que pasaba por aquí. Miré hacia delante y seguí andando como si no pasase nada. En realidad, todo estaba muy tranquilo. Ahora era el momento en el que decía: "Todo está demasiado tranquilo" miraba hacia atrás y veía a un zombi que se había escapado del videoclip Thriller de Michael Jakson. Ni siquiera me molesté en mirar hacia atrás mientras me dirigía a la última manzana para llegar a mi casa. Crucé una esquina de la calle y pude ver algo que me inquietó considerablemente.

Una figura a lo lejos, una mujer. Ya estaba desquiciado con ellas, a partir de ahora solamente tendría amigas lesbianas. Intenté ir hacia atrás para buscar un atajo, pero me arrepentí de no haber mirado hacia atrás. Tres, solamente tres, una mezcla anormal de hombres con...¿Lobos? No parecía esto de las películas que se notaba que era falso, no esto parecia horriblemente real. Unas mezclas inhumanas con desperfectos, como si fuesen experimentos fallidos.  La idea de que iban a perseguirme tenía cien por cien segura de éxito de haber acertado. Miré a la mujer que se acercaba cada vez más. Cuando un haz de luz de una farola la proyectó empecé a pensar que en mi vida iba a conocer a más personas de mi sexo opuesto que del mi mismo sexo.

La mujer no la conocía de nada, en absoluto. Su pelo rizado de color chocolate le llegaba hasta las rodillas y cabía a destacar sus ojos de color dorado intenso. Su tez era de color dorado y cabía destacar sus labios de un color carmesí intenso. Llevaba un traje de cuero negro que marcaba totalmente su cuerpo y llevaba en su riñonera un látigo que centelleaba y unas pistolas un tanto llamativas. Y yo que pensaba volver a casa sin ningún percance...

-Roland, ¿me equivoco?-preguntó con voz seductora que me hizo recordar a alguien.

-Es posible.-dije con voz tranquila, no era momento para estar tranquilo pero lo estaba.- ¿Y usted?

-Llámame X.-sonrió.

-X.-reflexioné.- Mira X, ¿por qué no me deja tranquilo?

-¿Cómo sabes que los Homo Canis Lupus están de mi parte?-preguntó sorprendida, pero sin dejar su voz seductora.

-Llámalo casualidad.-suspiré.

X se acercó a mí con unos pasos tan similares a los de "cierta persona". Si no fuese porque la mujer aparentaba tener 30 años y sus ojos fuesen de color dorado, habría llegado a pensar que era Anne disfrazada.

-Mira, Roland.-sonrió mostrándo sus perfectos dientes blancos.- ¿Sabes que tipo de sangre utilizas?

-No, y no me importa.-dije toscamente.

-Yo te lo diré, es la de O positivo.-dijo sin perder la sonrisa.- ¿Sabes lo que significa eso?

-¿Significa que necesitaré a un donante de O para una transfusión?

-No, significa que voy a por ti.-dijo con tranquilidad.

-Ahora es el momento en el cual salgo corriendo, ¿verdad?

-No.-sonrió mientras me apuntaba con una pistola en la frente.

-Espera que adivine.-dije pensativo.- Las balas contienen un tranquilizante que provocará que caiga como un animal peligroso. Me llevará a un laboratorio donde un científico loco me hará unos analísis y me convertirá en algo parecido a "eso".-dije señalando a los experimentos fallidos.

-Muy listo.-sonrió.- Lástima que no tengamos más tiempo para hablar.

Cuando iba a dispararme el tranquilizante. Alguien disparó de pronto un dardo en la mano de X. Lo que produjo que los nervios de la mano se quedasen paralizados un instante para que X soltase el arma. X dirigió la mirada furiosa a otra mujer. Salvo que esa chica y sí la conocía yo. La pequeña Madeleine era la que tenía una pequeña arma llena de dardos tranquilizantes. ¿Madeleine? ¿La Madeleine que yo conozco? ¿La que vuelve loco a Jim? Bien, me econtraba ante dos mujeres fatales. Ahora saldrían Anne disparando a Madeleine y para terminar la función aparecía Enma. Sí, nunca me había sentido como Alicia, el personaje de Lewis Carroll, porque ahora todo parecía un sueño demasiado real.

-Gwendolyn.-dijo X furiosa.- Éste es MI trabajo.

Ahora yo era un "trabajo", esto mejoraba.

-Aléjate del proyecto de los Estados Unidos.-dijo Madeleine apuntándo a X.

-No, éste es un proyecto de Rusia.-dijo X apuntándo a Madeleine.

Ambas parecían muy tensas. Como si en cualquier momento iba ha aparecer esto el salvaje oeste. Los experimentos fallidos se abalanzaron sobre Madeleine sin mediar palabra. Madeleine empezó a disparar a la cabeza de los experimentos mientras éstos les rasgaba la ropa un poco. X sonrió y apuntó otra vez a mi cabeza.

-Buenas noches, Roland.

-No tengo sueño.-dije cogiéndo el arma a X con unos movimientos rápidos.

Cogí el cargador y lo lancé a lo lejos. El arma me iba a servir para algo, se lo lancé en toda la cara de X y salí corriendo de allí...




Cuando desperté estaba en mi cama como si no me hubiese pasado nada. Todo había sido un ridículo sueño, hasta que me dí cuenta de una cosa. Tenía la misma ropa de ayer y olía a perro sucio. Homo Canis Lupus, así que eso es... No paraba de darme vueltas la cabeza. Había vuelto a casa por una casualidad enorme, a eso se le llama suerte.

Parecía que la cosa se complicaba con hombres lobos de aspecto horrible, siendo yo un material de trabajo y siendo expulsado y no siéndolo.

Capítulo 12.

Esperaba al Sr. Collins para que me relevase. Él y yo habíamos acordado que estaría con Lisse cuando él tuviese que ir a la comisaría. Estaba sentado mirando una revista que había en la habitación donde estaba Lisse, ahora comprendía como se sentía una mujer al estar embarazada (Ya sabeís de qué iba la revista). Lisse estaba descansando, como era de suponer. Lo que le había pasado todavía era un misterio, pero le habían dejado una cicatriz en la mejilla y el cuello tenía moratones. Casi daban ganas de vomitar del mal aspecto que tenía Lisse.

Desde que fue rápidamente a urgencias, no se había despertado. Por eso, el Sr. Collins y yo nos turnábamos. Era lo más cercano que había, porque la madre de Lisse la había abandonado cuando nació. Lo que me llevaba a pensar que su madre era una hija de...mejor me calmo. No quería pensar en eso, porque si lo hacía me venía a la cabeza mujeres que son hijas de sus puñeteras madres. Como Nya, no había aparecido desde el accidente. Y creía que su relación con Lisse iba bien. Suspiré y cogí el vaso de café que me había traído una enfermera, muy amable. Bebí un poco y no pude evitar que me diesen arcadas de lo horrible que estaba ese café con olor a plantas muertas. Pero lo tragué como si mi estómago fuese de hierro.
Vale, ahora no iba a confiar en las enfermeras nunca más, aunque tengan una sonrisa bondadosa y algunas estén muy buenas. Aparté el café de mi vista y miré atentamente a Lisse.

-Báthory.-murmuró Lisse inconsciente.

-Lisse.-me acerqué a ella y le puse la mano en la frente, estaba ardiendo.

-Báthory.-repitió.- Báthory.

Lisse estaba delirando, lo que me extrañaba es que no pasase por aquí nadie. Intenté mirar al pasillo por si pasaba alguien, no pretendía dejar sola a Lisse. Es más, es algo que no me permitiría así de fácil.

-Roland.-murmuró Lisse.- Báthory.

¿Báthory? ¿De qué hablaba Lisse? Lisse abrió los ojos de pronto y se incorporó brucamente como si hubiese tenido una pesadilla. Me aparté un poco mientras Lisse respiraba entrecortadamente. Me dirigió la mirada y pude notar que estaba sudando a borbotones. Saqué un pañuelo y empecé a quitarle el sudor.

-Roland.-dijo alterada.

-Tranquilízate, por favor.-dije pasando el pañuelo por su frente.- Tienes muchas fiebre, descansa.

-¡No!-me cogió de la camiseta y me acercó.- ¡Tienes que saberlo!

-Lisse, descansa...-la recosté en la cama.- Estás muy alterada.

-Báthory, Roland.-me volvió a repetir.- Recuerda ese nombre...¡Báthory!

Empecé a sisear para que se tranquilizase y le pasaba el pañuelo por la cara para que se fuese un poco de sudor. Lisse empezó a tranquilizarse y a cerrar los párpados lentamente. ¿Qué era eso de Báthory? ¿Existía eso? Ahora recordaba que había cogido mi portátil. Fui a por él y busqué en Google. Al poner Báthory encontré que había apróximadamente 8.800.000 resultados. Fui al sitio más seguro, la apreciada wikipedia.

El nombre era una casa real de hace mucho tiempo, todo hasta ahí parecía normal. Hasta que encontré algo que me llamó la atención. Erzsébet Bathory también apodada la Condesa Sangrienta. Bien, parecía que el tema de los vampiros no se iba ni de coña. Por lo visto esa tal Condesa Sangrienta se volvió loca porque pensaba que la sangre la hacía más joven. Y aquí viene lo interesante, mataba a mujeres jóvenes o niñas para conseguir sangre y bañárse en ella. Bien, he encontrado a una sádica. Tiene el récord Guiness de la mujer que más muertes ha causado con 630 muertes, eso si que es un récord interesante. La encerraron porque estaba loca y The End. Aunque también era probable que sus enemigos se lo inventasen todo. Y así un largo bla, bla, bla... Vamos, que se notaba que Lisse deliraba.

Más abajo salía un tema de Carmilla. No dudé en cliquear aunque me fuese a arrepentir. Mira que casualidad, trataba de un libro de una joven llamada Laura que ve a una joven llamada Carmilla y que es una vampiresa. Por lo visto Carmilla está enamorada de Laura y bla, bla, bla...otra búsqueda para lo mismo. Mientras leía encontré el link de Drácula, el famoso librito que me estaba causando quebraderos de cabeza.

<<¿Esto es educativo?
En mi mundo...-pensó Enma.- En mi mundo ese libro es educativo.
Pues en el mío no.-dije dándole el libro.
Creo que estás demasiado cerca de mi mundo, Roland-dijo Enma dejándome el libro a mí.- Tú solo leételo.>>

¿Por qué recordaba eso ahora? Me venía a la mente ese libro y recordaba a esa maniática de Enma

<<Te he dado muchas pistas que no has logrado apreciar. Dudo que leyeses el libro que te presté, no existen los vampiros pero Stoker se fijó en algo para escribir ese libro. Demasiadas pistas te he dado, incluso tus enemigos te las han dado. Estás tan cerca que puedes olerlo.>>

Nya también leía el libro. Recuerdo que me sorprendió verla leyendo el libro. Cuando cliqueé en el link de Drácula, empecé a mirarlo. Por lo visto Stoker se fijó en Vlad de Valaquia, eso todo el mundo lo sabe. Pero, ahora me sentí un idiota cuando Stoker también se fijó en la Condesa Sangrienta, es decir, Elisabeth Báthory. Hasta ahí llegaba, pero ¿qué tenía que ver este asunto sin sentido con...? Apareció una bombilla en la cabeza y empecé a buscar las imágenes de Liam y de Jeremiah...Nada de sangre y dos agujeros en el cuello. Aquel asesino pensaba lo mismo que esa maniática de Elisabeth Báthory, si tomaba sangre rejuvenecía. Mierda, Enma tenía razón.

<<Tú sabes cosas y yo otras>>

-Roland.-me llamó una voz ronca.

 Levanté la mirada del portátil y vi al Sr. Collins en frente mía. Parecía agotado porque tenía más arrugas de lo normal. Como si hubiese envejecido diez años más y solo tenía 40 años.

-Sr. Collins.-titubeé y cerré el portátil.- ¿Qué tal va todo?

-Nada, todavía estamos con el caso de Jeremiah, todavía no se ha resuelto nada.-dijo.- Demasiado popular, podría haber sido cualquiera.

-¿Es posible que fuese alguna persona con tendencia canivalista?-pregunté rápidamente.

-¿Qué?-preguntó el Sr. Collins sin saber por dónde guiarse, creo que no había entendido mi pregunta.

-No, nada.-sonreí nerviosamente.- Creo que me voy, mañana voy de nuevo al instituto y necesito descanso.-cogí el portátil y me levanté.- Ya sabe, una ducha y un vaso de leche caliente para quedarse roncándo.

-Sí, no sabía que hiciese eso.

-Por favor, ¿cómo no iba a hacer caso a mi "querido" abuelo?-casi pongo la voz excesivamente aguda al decir "querido".-Bueno, hasta mañana.

Salí pitándo sin dejar hablar al Sr. Collins. A medida que me alejaba, lo único que pude oír fue que el Sr. Collins escupió algo. Estúpido café del diablo.



sábado, 6 de agosto de 2011

Capítulo 10

Sabía la dirección de la casa de Enma debido a su expediente, no estaba muy lejos. Enma vivía con su madre en Astoria, un barrio de Queens. Mi hermano me había dicho que no fuese allí, pero ahora no sabía sin pensar en hacerle caso. Él sabía mi secreto, como las sospechosas, y podría haberlo hecho para protegerme. Aunque no lo enetendía con claridad, pues Jim todavía no había llegado al punto en el cual Liam fue asesinada por intentar desvelar un secreto. Es probable que no fuese así, podría haber sido la ex-novia de un tío que era un cliente, pero la otra idea tenía más fundamento. Anne con drogas, eso sería un auténtico "boom" en el instituto. Porque Anne era el tipo de chica que era misteriosa pero también "la hija favorit de América".

Llegué a un edificio parecido al del edificio de Lisse, es más, Lisse también vivía en Astoria. Por lo que algunos edificios se parecían bastante. La puerta del portal estaba abierta, no enetendía por qué pero no me importaba mucho. Subí por las escaleras y fui en busca del segundo E. La información era sacada del apreciado expediente de Enma (Sí, había memorizado el número de su casa). Si no recuerdo mal, Enma sabía que yo miraba en los expedientes. Y me había dicho que era necesario, ¿había dejado de serlo? Parece que sí, porque ella estaba la segunda en la lista. Encontré la planta y la puerta de Enma, pero sonó un pitido de mi móvil. Era un mensaje de Zorro Azul. Hacía un tiempo que no recibía nada, por lo que me extrañaba un poco.

Necesito que vayas a Astoria en seguida (Queens). Ha ocurrido un accidente.

Me quedé un poco quieto pensando en el "accidente". Si Zorro Azul me enviaba algo no era un "accidente". Contesté que estaba allí y que me explicase un poco lo que sucedía. Le dije que me encontraba en el portal 19. Lo que Zorro Azul contestó que fuera corriendo al siguiente barrio.

No lo dudé un segundo y bajé rápidamente las escaleras. Mi traición tendría que posponerla un rato. En la siguiente manzana estaba un poco lejos. No había sido primero en atletismo por nada en un campeonato nacional. Cuando salí del portal empecé a dar grandes zancadas a los diestro y siniestro. La gente me miraba sorprendida por lo rápido que iba. Creo que pensaban que me perseguía la policía (improbable) o que estaban haciendo una película (soy un pésimo actor). A medida que me acercaba podía oír el sonido de las sirenas de un coche de policía. Corrí aún más rápido hasta cruzar la esquina y ver a un grupo de gente que miraba algo. Corrí hacia el grupo e intenté apartárles para saber de quién se trataba. Podría  ser un compañero que conocía, podría haberse sentado a mi lado, o le habría conocido...Tal vez era cercano, pero deseché esa posibilidad. La gente no paraba de murmurar lo que había pasado. No lo entendía bien porque me concentraba en zafarme de ellos lo mejor posible. Cuando pude hacerlo y los agentes intentaban separarnos...me di cuenta de quién era...Empujé a un agente y me acerqué lo mejor posible. Urgencias intentaba reanimar el cuerpo de un amigo...Me miraron extrañados, pero al darse cuenta de que lo conocía bien, no me dijeron nada.

-Señor, tiene que apartarse.-dijo uno de los agentes.

-No es posible.-dije.- ¡Es mi mejor amigo y compañero!

-¿Cuál es su nombre?-preguntó uno de urgencias.- Para el reconocimientos.

-Lisse Collins.-intenté tragar un poco de bilis que parecían que iba a salir por mi boca.

Un sabor a metal ardiendo inundó totalmente mi garganta. El cuerpo casi a desfallecer que veía era de mi estimada amiga, Lisse Collins.

Capítulo 11.

¿Por qué habían atacado a Lisse? Trataba bien a todo el mundo (excepto a mí) y estaba en una posición demasiado buena en el instituto. Es como matar al presidente de los Estados Unidos, un poco mediático. Estaba sentado en un sofá de la sala de espera. Lisse no había muerto, lo cual era un alivio, pero estaba en un estado grave. ¿Quién podría matar a una persona que no hacía mal a nadie? Recuerdo que una vez gritó a alguien y ese fui yo. Suspiré y me llevé las manos a la cabeza. Entonces, sentí que alguien se había sentado al lado mía. Levanté la mirada y vi a Enma que leía el famoso libro de Orient Express de Agatha Christie.

-Demasiado cercana.-murmuró.

-¿Qué quieres decir?-pregunté serio.

-¿Quién te ha pillado, Carter?-preguntó sonriendo.

-Creo que tú.-dije sin muchos rodeos.

Enma sonrió y cerró el libro con solo un movimiento. Se apartó un momento su cabello negro que pude ver un tatuaje de una daga y alrededor una rosa. Era muy discreto debido a que Enma se lo ocultaba con su espesa mata de pelo negro. Pero, esa vez pude verlo bien. Creo que lo había hecho a posta para intentar decirme algo.

-Si te lo digo, es posible que no lo entiendas.-dijo.- Es alguien que no está en tu cabeza en éste momento.

-¿Cómo sabes lo que tengo en la cabeza?

-Porque tu amiga está ahora en peligro por tu culpa.

-¿Ahora es todo por mi culpa?-pregunté indignado.

-Te estás metiendo poco a poco en un sitio donde los más fuertes sobreviven.-dijo.- Un secreto en los cuales están metidos celebridades o que lo han sido. Un secreto en el que se mezcla la ciencia con lo irreal.-suspiró.- Eres como un conejo en un lugar lleno de lobos, tendrás que ser muy astuto como un zorro para conseguir escapar.

-¿Un zorro?-cada vez pensaba que Enma estaba más loca.- ¿Estás bien? ¿Necesitas ir a tomar el aire fresco?

-Escúchame, Roland, no lo voy a repetir más.-me dijo Enma con una frialdad difícil de describir.- Si quieres entrar, no arrastres a tus seres queridos contigo. Si lo haces, Lisse no será la única que acabe mal.

Acababa de cavar su propia tumba con esas palabras. Ya de nada le serviría los pasos, me sentía alterado por lo que le había pasado a Lisse. Por lo que, en cualquier momento, iba a atacarla. Un volcán iba a estallar y ella, sobre todo ella, no iba a poder librarse.

-Entonces, ¿qué eres?-pregunté sonriendo histéricamente.- ¿Un zorro o un lobo?

-Eso ya lo sabes.-dijo con una calma inhumana.- Te he dado muchas pistas que no has logrado apreciar. Dudo que leyeses el libro que te presté, no existen los vampiros pero Stoker se fijó en algo para escribir ese libro. -me agarró de la camiseta y me acercó un poco.- Demasiadas pistas te he dado, incluso tus enemigos te las han dado. Estás tan cerca que puedes olerlo.

-Recuerda que mi sentido del olfato lo perdí.-dije apartándome.

-Hablo en serio.-enarcó una ceja.- No eres el único que está metido en esto, pero eres el que tiene más probabilidades de sobrevivir.-me miró tan fijamente que parecía que su mirada me iba a taladrar.- Tu hermano ya sabe por donde va los tiros, no debes permitir que él entre. Porque él es carne fresca para esa sucia manada de lobos.

No podía soportarlo más. Desvié la mirada y miré hacia la puerta donde Lisse se encontraba en el quirófano. Enma me había servido de ayuda un rato, espera, se había juntado para confundirme aún más. Cuando pretendía interrogar a Anne, ella se interpuso en mi camino con una rapidez asombrosa. Ahora pretendía confundirme aún más...

-Mira, Blaufuchs.-dije calmado.- No quiero saber más de ti. Cuando vuelva al instituto, me ocuparé del subnormal que me traicionó y terminaré con el puñetero caso. No quiero verte durante ese trayecto, a ser posible, no quiero ver ese puñetero careto que tienes. Me has confundido bastante y no voy a permitir que nadie vuelva a hacerlo. Gracias por tu inestable ayuda y hazme el favor de irte.

Enma me miró y desvió la mirada rápidamente. Se levantó y me siguió mirando, aunque yo no le dirigía la mirada. El suelo me parecía más importante que ella, por eso lo miraba.

-Recuerda mi apellido, Carter.-dijo.- Estoy más cerca de lo que tú te crees.

Y con eso se giró y se dirigió al anscensor sin mediar palabra. Mejor para mí, una idiota menos.

viernes, 5 de agosto de 2011

Capítulo 9.

-¿Cómo iba a ser Lisse?-preguntó alarmado Jim mientras lanzaba una bola de papel a una mini canasta que tenía en su habitación.- Piénsalo, habeís sido amigos desde...Perdón, enemigos desde tiempos remotos.-sonrió como si quisiera burlárse de mí.

-¿Cómo va con Madeleine?-contraataqué.- ¿Le has dejado copiarse otra vez de tu examen?

-No.-dijo Jim.- Hoy teníamos francés y, por lo visto, tiene conocimientos de ese idioma.

-Interesante...No lo pone en su expendiente...¡Ah, espera! ¡Si está en blanco!-sonreí cuando no debía hacerlo.

-Ya sabes como son los trabajadores del instituto, unos incopetentes menos los profesores.-dijo Jim tirándo otra bola de papel.-¿Recuerdas lo que me pusieron en el expediente?

-Es posible que crearas Microsoft, así que no debes criticar un alago tan...bueno.-dije sentándome en el saco que había en la habitación de Jim.

-Para mí eso es un insulto.-dijo Jim frunciendo el ceño. Parecía un viejo gruñón cuando hacía eso.- ¿Next?

Saqué el papel de los sospechosos y taché el nombre de Lisse. Ahora caía en una cosa, Jim no sabía quién era Enma y no pensaba contárle lo del libro "educativo". Seguramente Jim empezaría a leerlo y a sacar sus conclusiones. Eso estaba bien, pero no quería dormirme como la última vez que lo hizo. Jim me miró horrorizado, como si fuera a decirle un nombre que no le agradaba.

-No digas Fyckovic, por favor.-me suplicó.- Me da escalofríos de solo pensarlo.

-Ella produce ese efecto a cualquiera.-sonreí y Jim carraspeó.- Pero, no me refería a ella. Es Enma Blaufuchs.

-¿Blaufuchs?-Jim se acercó al ordenador y empezó a teclear.- ¿Por qué me suena ese nombre?

-No la conoces.-dije serio.

Había un papel al lado mía, lo cogí y lo arrugué. Intenté tirarsela en toda la cabeza de Jim, y funcionó. Jim se giró rápidamente y se dio cuenta de que el papel era importante. Extrañamente, no me gritó como solía hacer a veces, sino que se quedó paralizado.

-Estoy deseando que sean las seis.-dije.- A esa hora nuestra madre me deja irme a la biblioteca o a pedirle los deberes a Lisse, lo que pasa es que nunca lo hago.

-¿Vas a ver a esa "Enma"?-preguntó Jim.

-Exacto, ella es la segunda en mi lista.-dije.- Aunque tendré que intentar que no haga "los pasos".

-Espera un momento, ¿su táctica es la misma que la tuya?-preguntó Jim histérico.

-¿Algún problema?

Se levantó bruscamente y empezó a pasear por su desordenada habitación mientras pensaba. De vez en cuando se tropezaba con alguna caja o un cable, una vez un chicle se le pegó en la suela del zapato. Seguía pensando mientras intentaba quitarse el chicle de encima, habría sido una escena divertida si no fuese que parecía realmente serio.

-Tú solamente no te acerques.-me dijo y salió de la habitación.

¿Ahora mi hermano pequeño me iba a ocultar algo? Estaba castigado sin salir, pero no significaba que me excluyese del mundo. Parecía que todo el mundo me ocultaba algo por una extraña razón que no comprendía. Intentaba enjaularme, aunque sonase melodramático, pero lo intentaban. Como si todo lo estuviesen haciendo por mi bien...Imposible, me las apaño bien yo solo y eso lo sabía Jim. Cogí el papel y un bolígrafo. Casi me temblaban las manos solo de pensarlo. Sin que la letra fuese horrible, escribí un nombre en el papel. Era imposible, pero eso no lo hacía un sospechoso.

                                                                   Jim, ¿sospechoso?

miércoles, 3 de agosto de 2011

Capítulo 8.

Los niños pasaban por las calles sonriendo y a la vez jugando mientras pisaban algunas hojas que ya empezaban a caer. No sabía si tomarme bien el otoño porque siempre me ha gustado. Pero ésta vez no me entusiasmaba por la melancolía que desprendía, estaba irritado y me sentía traicionado. Por eso no dudé en visitar a una "vieja enemiga". Ésta encabezaba la número uno en mi lista de posibles culpables de mi expulsión. Llegué a un edificio de aspecto rústico y busqué el apellido que quería.
                                                                        Collins, 1B
Un hombre abrió la puerta y la dejó un rato abierta, así me libraba de llamar. Entré y subí por las escaleras hasta llegar al primer piso. No tuve que pasearme mucho para encontrar en el pasillo la puerta del B. Llamé y me abrió una chica arreglada para una cita que me sonreía...hasta que se dio cuenta de que no era "él". Cruzó los brazos y frunció el ceño, ahora si que me sonaba de algo.

-¿Lisse?-pregunté.

-No, Hilary Clinton.-dijo con brusquedad.- ¿Qué quieres?

Si su cita me veía hablando con Lisse, tal vez pensase muchas cosas. Así que por eso entré sin más, como si fuese una persona grosera que no necesita invitación para entrar en las casas.

-Solamente querría recordar el juramento que hicimos hará ya un par de años.-dije.

-"Si Lisse dice que yo, Roland Carter, accedo a los archivos personales del instituto, yo le contaré a todo el instituto el secreto más impactante de toda la historia del instituto"-repitió como si nada.- Sí, lo recuerdo.

-¿Sabes que me han expulsado?-pregunté.

-Me he enterado, pero no sé las razones.-dijo Lisse mientras se sentaba en el sillón que había en su salón.

-Me han descubierto.-dije con un tono de voz que me sorprendió de lo calmado que era.- Dicen que por las cámaras, pero ya sabes que éstas han estado apagadas desde hace siglos.

-Sí, lo sé.-dijo Lisse intentando adivinar lo demás.- Entonces ha sido un soplo y crees que he sido yo.

-Muy bien, Lisse.-aplaudí como si ella fuese una niña que había empezado a andar.- El hombre que se casase contigo quedaría realmente mal en público.

-Sí, ya...-dijo con voz cortante.-Pues yo no he sido. Recuerda que mi secreto sería aún peor que el tuyo.

-Eso piensas tú-dije.- Pero, en la sociedad, lo tuyo es más "normal" y es legal.

Ella se quedó mirando hacia la nada con la misma postura seria de antes.

-Mira, Roland.-dijo con tranquilidad.- Yo jamás te traicionaría tan suciamente, ten en cuenta de que somos como unos colegas que se apoyan constántemente en sus trabajos. No me perdonaría traicionar a un colega.

-Entiendo.-murmuré.- Siento haberte causado problemas, será mejor que me vaya.

Lisse asintió con la cabeza y se levantó.

-Solo tengo una pregunta.-dije de camino a la puerta.

-¿Cuál?-preguntó Lisse sin mirarme.

-¿Quién es tu cita?

-Nya Xi.-dijo casi temblando.

-Entonces soy como una unión, pensareís que soy un cabrón.-sonreí.

-Eso no lo dudes.-sonrió.

-Aunque pensaba que Nya le gustaba Jeremiah.

Lisse se paró en seco y me miró. Parecía un poco seria ante ese comentario, tal vez fuese muy precipitado.

-Le gustaba, hasta que murió.-dijo secamente.

-¿Y por eso se volvió lesbiana?-pregunté enarcando una ceja.

-Yo también estuve enamorada de un tío, hasta que volví a la realidad.-dijo con mucha brusquedad, como si quisiera cambiar de tema.

-No pregunto por ese subnormal.-sonreí.- Se perdió a alguien muy importante.

Seguimos hasta la puerta que daba al pasillo del edificio. Abrió la puerta y pudimos ver a Nya que pensaba en llamar o no.

-Hola, Nya.-saludé alegremente.- Bueno, os dejo.

Me despedí rápidamente para dejarlas solas y para bajar las escaleras con rapidez. Sí, el mayor secreto de Lisse era que es lesbiana. Lo descubrí yo mismo, mejor no rememorarlo. Aunque me sorprendió que lo afrontara como un buen amigo, porque no soy su amigo ni de lejos.

Salí del edificio y anduve un rato para pensar en mi siguiente de la lista. Había leído su expediente y sabía donde vivía. Es más, podría comentarle sobre mi lectura terminada. Sí, hablaba de Blaufuchs.